Algunas veces en la vida uno comprende que todo es terriblemente sencillo, ocasiones que son muy poco cataclismos, más bien una tranquilidad, una idea invade la cabeza, a veces, con serenidad uno entiende qué poco importan los desvaríos del futuro, todas las vestiduras, las historias que uno se cuenta a sí mismo, la culpa, las palabras, las batallas, lo mejor y lo correcto; hay veces pues, que se planta ante nosotros con claridad la muerte. La muerte nunca deja de ser inminente, es precisamente la sombra de la muerte la que nos incita a guarecernos en nuestra somnoliencia de historias, objetos y reconocimientos. Sin embargo no es la única solución, el mundo, nuestro mundo es terriblemente sencillo, la vida de uno, de cualquiera, siempre se reduce a una pequeña palabra, amor. Todo aquello que nos ata bellamente al sinsentido del mundo, y es un término muy grande, son besos (nunca los convencionales), sonrisas reales, el placer de la música (que es tan grande), el fenómeno del entendimiento, la comida, el sol, el placer de cuando (aunque sea por un segundo) uno comprende, cuando con satisfacción se observa lo mucho, lo infinito de lo que queda por comprender; pero insisito, abrazos, besos, el pasto, también la ternura, la compasión, las sonrisas gratuitas, los chistes malos... El verdadero sentido se encuentra en aquello que nos ata bellamente con todo lo que es... Pensamos en opuestos, y sin duda alguna esa tranquilidad emocionante de todo lo bello sólo adquiere justa medida cuande se pone de cara a la muerte. El vacío, el spleen, el tedio, son sólo una posible respuesta a la muerte y al sinsentido, tal vez hasta se requiere un poco de ellos para observar el sinsentido... Pero tengo que insistir, la vida es muy terrena como para intentar mancharla con consideraciones técnico-sadomasoquistas-masturbatorias de la cabeza. Amor, unas piernas, una flor, el agua, un café, el amor (pero el amor grande, el irreductible, el que rebasa a los individuos), la tierra negra, lo otro, los árboles, una clavícula, el amor...
La verdad está siempre llena de lugares comunes.
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ResponderEliminarWe’re conditioned to think that our lives revolve around great moments. But great moments often catch us unaware – beautifully wrapped in what others may consider a small one... una clavícula!
ResponderEliminarMe gusta mucho, es como una conversación contigo. Siento que es como el dialogo interno que todos tenemos cuando de pronto te piden que crezcas pero no sabes cómo y tampoco te lo dicen. Hablas de lo que cuenta, cara a la muerte es justo eso.
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